1. Jesus en el Centro 

Jesús debe estar en el centro de TODO lo que hacemos en CADA relación que formamos.

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2. Intencionalmente multicultural y diversidad  lingual

Intencionalmente somos una iglesia multicultural e inclusiva. El ser parte del Cuerpo de Cristo quiere decir reconciliación entre todas las razas, etnias e idiomas. Es por eso que la Escritura  nos dice  que en la multitud que adoraba al Cordero de Dios en su trono estaban personas de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. El llegar a la plenitud para la que fuimos creados requiere humildad, arrepentimiento, perdón y acción. La  inclusión de todas las culturas y lenguas es nuestro gozo, fortaleza y reto. 

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3. Creciendo diariamente en la fe

La fe nunca debe de estar estancada. Cada uno de nuestros miembros debe crecer en santidad y discipulado a través de la lectura de la Biblia, la oración, la adoración y el servicio. 

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4. A favor de la justicia

Como  parte integral de nuestra relación y crecimiento en Cristo, debemos de ser apasionados por la santidad social (justicia). “El mundo es nuestra parroquia” y por lo tanto atender a la necesidad de ese mundo es nuestro llamado.

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5. Aprendizaje intencional y discipulado apasionado

El discipulado es el proceso de ser más y más como Cristo en todo lo que seamos  y hagamos. Es un proceso que comienza con arrepentimiento, dura toda la vida, y se refleja en el desarrollo de un liderazgo que se multiplica.

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6. Viviendo para servir a Dios y al prójimo

Estamos unidos a los pies de Cristo porque queremos ser como Cristo. Por eso queremos vivir no para ser servidos sino para servir.

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7. Comprometidos a la excelencia

No somos personas voluntarias, somos discípulos y discípulas de Cristo. Creemos que Dios quiere de nosotros lo primero y lo mejor. Por eso esperamos que cada uno de nuestros miembros sea fiel a este mismo criterio a través de responsabilidad mutua, crecimiento y evaluación continua.

 

8. Glorificando a Dios en la manera como nos relacionamos los unos a los otros.

Nuestro amor a Dios se manifiesta en el amor que nos tengamos los unos a los otros. Estamos conectados en relaciones que se centran en Cristo y honran a Dios.

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9. Vivimos para algo más grande que nosotros mismos o nuestra iglesia

El espíritu de invitación y de alcance es indispensable para ser la iglesia de y en ministerio con la comunidad. No existimos para nosotros mismos sino para que Dios nos use en la realización  de su reino, que ya está con nosotros.

 

10. Necesitamos diariamente de la gracia, el perdón y el amor de Dios.

Estamos seguros que no somos perfectos. Es por eso que necesitamos a Cristo.  Vivimos en la gracia de Dios y queremos ser instrumentos de esa gracia. Por eso actuamos con misericordia y dirigimos con amor.